Esta noche ,luego de tanto,
salí a la calle,
y me invadió la oscuridad.
Me acostumbre a mis encierros,
luces rebotadas en. cuatro paredes
olvide cuan negra es la noche real-
La ausencia de luz agobia,
envuelve todas las cosas,
apenas desmentida,
por el sodio de lamparás mortecinas,
esa pretensión social,
de guiar pasos,
de protegernos del mal.
Todo tiene un precio:
ver la vereda, conspira,
contra el brillo de las estrellas.
Nunca brillan tanto,
como en noches sin luz alguna.
La primera vez que vi el campo de noche,
mis ojos bebieron cada fotón
de ese tapiz negro,
miríadas de brillantes,
sin competencia del artificio.
Fue un descubrimiento, una rendición.
Pero esta noche, en mi ciudad,
entre tanta oscuridad y amarillo,
brilla la luna,
la misma luna,
donde nos encontramos
en un triangulo amoroso,
un mar de tranquilidad,
uniendo nuestras miradas.
He caminado sus valles contigo
y ahora,
nada se ve igual,
nada es lo mismo.
En esta desesperación solitaria,
con tu recuerdo a cuestas.
La ultima vez que te vi,
me dejaste libre,
¿Libre de que?
libre para extrañarte,
para vagar sola,
para que una saeta de desencanto,
hiera mi talón.
Libre para listar mi cobardía,
en cartas que nunca leerás
Mejor asi;
no tengo por que sumarte el dolo,
de saber que no tuve el valor
de seguir dañándote,
con promesas sin valor.
El daño esta hecho,
¿Que puedo hacer ahora?.
Extrañarte parece inevitable,
llevo tanto de ti por dentro
que ya no se que queda de mis antes.
Mi sangre es tanino amargo,
del vino que nunca bebi.
El agua en tus acequias,
susurra musica significativa.
Me separa de ti
en nuestro mismo lenguaje.
Me invoca a añorar,
el atardecer que nunca vimos,
la noche corta
donde el cielo es tan claro
que uno duda de sus sentidos.
¡Que dolor negro!
como esta noche oscura,
amarilla de sodio,
que da tonalidades extrañas
a los poros de mi piel,
donde llevo tatuado tu nombre
como ángel incoloro,
esperando ser pintado,
por agujas que confundan,
tus colores con mi sangre.
Tu recuerdo llega
como viento zonda,
abraza mis pensamientos,
me deja agonizante,
en busca del oxigeno
de tu presencia.
Una onda sibilante y caliente,
me penetra,
explora mis venas,
me encuentra buscando palabras,
para decirte cuanto te he extrañado.
Nada fue mentira
nada imaginado,
nada irreal,
nada en vano.
Aun brillas intenso,
como esas estrellas fugaces,
que se llueven en derroche de belleza
sobre algún solitario valle de la luna,
que miro nostálgica...
.
En el silencio de mis pensamientos
mi feroz deseo de una feliz vida.
Por si acaso no me olvido,
por si acaso estas conmigo.

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