musics

DONDE EL SILENCIO RESPIRA.


 

Hay noches que no comienzan con el atardecer,

sino con una vibración invisible bajo la piel.

N o se anuncian, pero se sienten

como el temblor de una hoja antes del viento.

Esa noche era así .El mundo dormía,

pero algo en mi estaba despierto desde mucho antes.


Entonces apareces, no con pasos ni con palabras.

Llegas con el olor de una promesa

con el peso de una ausencia demasiado conocida.


Mi cuerpo te presiente

como si recordara haber sido tocado por ti

en un tiempo sin tiempo

en un espacio donde aun no existíamos.


No es deseo lo que llega primero,

es reconocimiento, un eco.

un temblor que me nombra desde dentro.


Me cruzas sin acercarte,

rodeas mi noche como luna indecisa,

que no sabe si alumbrar o retirarse.


Yo no resisto, me abro,

como un secreto revelado a destiempo.

Como piel que olvida el pudor

porque recuerda el lenguaje de lo invisible


El aire cambia. Se espesa,

el silencio se vuelve tibio

como si contuviera tu aliento.


Mis pensamientos se disuelven

y solo queda lo sensorial:

ese roce apenas imaginado

esa mirada que arde aun con los ojos cerrados,

ese vértigo de ser descubierta

de ser leída sin defensa.


Me recorres sin tocarme.

como si lo tuyo fuera la danza de la insinuación.

Y yo en mi centro mas primitivo, respondo


No te toco

pero se cada una de tus fronteras.

He estado cerca,

como quien ronda un incendio sin atreverse a soplarlo.

Sigo los pliegues del aire que dejas

y leo tus ausencias como quien descifra constelaciones.


No vine por deseo

sino porque algo en tu noche me llamo sin voz

como si tu piel supiera pronunciar mi nombre, antes que yo.


Te huelo antes de verte.

Te presiento antes de que hables.


Mi andar no tiene peso

porque estoy hecha de tiempo detenido.

Atravieso silencios,

me instalo en la memoria

que aun no has vivido.


Y cuando te tiendes abierto al asombro

yo no llego: simplemente estoy

como brisa que no pregunta

como sombra que no asusta.

Eres umbral

y yo lo que queda al otro lado.


No pido entrar

solo respiro contigo

hasta que lo tangible ya no importe.

Hasta que los cuerpos sean apenas rumor

de lo que en verdad somos.

Tu me descubres

y aunque nunca lo diga,

yo ya te sabia.


Y entonces

como cuando la bruma se disuelve ante la aurora,

nos volvemos uno.


No hay pregunta, ni gesto,

ni nombre que nos separe,

solo ese instante suspendido

en que tu piel reconoce la mía,

sin haberla tocado,

en que mi aliento cabe en tu boca

sin haberla buscado.


No fuimos llamados por el deseo

sino por algo mas antiguo

una pulsación primitiva

una raíz bajo la tierra que insiste en florecer.


Tu miras, yo soy

Yo respiro, tú tiemblas.

El silencio ya no es espera

sino un puente.

Ya no es umbral, sino ofrenda.


Nuestros cuerpos, ajenos al mundo

se inclinan hacia lo sagrado,

ese temblor compartido,

ese saber sin pruebas,

esa voz que dice "aquí"

aunque nadie la escuche.


Y así nos quedamos,

como dos constelaciones que deciden tocarse

una vez en la eternidad.

Y todo alrededor desaparece

queda solo la noche

y el leve sonido

de un silencio que por fin respira.

1 comentario:

TORO SALVAJE dijo...

Un gran poema.
Escrito con el corazón.

Te felicito.