Si se estrechan las manos
,si se abraza,
nunca es para apartarse.
Entre suspiros y miradas
pareciera que un adiós
se transforma en susurro.
en un roce furtivo de almas
que eternamente buscan su refugio.
Y en cada despedida ,un reencuentro,
en cada adiós ,un nuevo comienzo.
porque aunque el destino insista en separarnos,
el amor siempre hallara,
su regreso lento.
Así en la distancia y en el tiempo,
nuestros corazones laten al unísono
y el adiós se vuelve solo un eco,
de un amor que nunca perdió su arrullo.
En el abrazo lento,
las miradas hablan ,la lengua del deseo,
donde cada caricia, es una promesa
y cada suspiro, un pacto eterno.
Nuestros labios, se encuentran en silencio
sellando acuerdos que el tiempo desdibuja
El alma no olvida su lenguage;
ese código secreto de amores perpetuos.
Y si la distancia se hace presente
recordamos que la ausencia no es olvido
si no un espacio donde el amor se agranda
se nutre y fortalece su vinculo.
En cada despedida,
un rayo de esperanza
un presagio de reencuentros intensos
ya que en el amor
lo esencial no se desvanece
si no que arde con mas fuerza
en el alma y en el cuerpo...
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