Alma...¡Vuela!

Se asomó a la ventana y miró como caían las hojas del árbol que estaba parado sobre sus raíces largas y extendidas durante tantos años.
Sus ojos estaban sin brillo y de pronto su rostro se lleno del suave rocío que caía esa mañana fría; mojaban sus mejillas lagrimas gruesas que rodaban lentamente hacia el centro de su boca, dejando un sabor amargo a dolor y soledad.
Un pájaro se poso en la orilla de la ventana, se paseo unos minutos
ella pensó ”Se me esta secando el alma en el cuerpo, el alma que cantaba
y sobre mi pie volaba...”,
un profundo escozor en la espalda, espasmos en el vientre y un grito callado subio por su garganta.
Comenzaron a pasearse las fotos, los flashes instantáneos, sin ver algunos, alargando en cámara lenta, otros.
Fotos en blanco y negro, otras llenas de colores, texturas y matices y si quería más, hasta podía percibir olores, hundirse en la emoción , cada momento allí guardado, cada sonrisa, un breve mensaje, mil te quiero, carcajadas, soles y lunas, ojitos traviesos, miradas intensas, la abuela tejiendo, volantines en el cielo, un paisaje desierto, carreras de niños, el atril en el cuarto viejo, el baúl lleno de poemas inéditos, el agua del mar bañando risas,los castillos de arena deshechos, un baile sensual y amoroso perdido en los brazos de su amante,... y al fondo de cada foto veía su alma flotando, encendida, creando, vibrando …viviendo en cada movimiento, recogiendo flores , leyendo versos en una noche callada y mirando las estrellas que le gustaban tanto, bailando sin zapatos en el jardín con un amante imaginario, vistiéndose con tules y gasas de las películas francesas, o subirse a un corcel dorado para llevar regalos inventados o simplemente volar a ras del suelo, junto a los peces diseminados por la ciudad, los que no sueñan tanto y nos recuerdan la verdad, dé que la vida es dura pero si no la vivimos con la magia del alma no seria vida si no una aventura mas.
Al darse cuenta, volvió a mirar el árbol, fijo su mirada y descubrió un brillo nuevo en las alas del pájaro que estaba posado en una rama, busco su cuaderno viejo, su lápiz preferido y olvidado… un milagro volvía a nacer entre sus dedos.